La eterna lucha interna entre el "Yo emocional" y el "yo racional"... La moralidad de hacer lo correcto o hacer lo que se puede, la necesidad o no de un acercamiento a un ser vivo que de una u otra forma quiere agradecerte lo que haces cada día por él, haga mal tiempo o no... Podemos debatir ampliamente sobre el si es conveniente o no, tocar en este caso a un gato callejero. Por norma general se establece que por su seguridad es mejor no acercarse para evitar el exceso de confianza con el ser humano, ya que no todos podemos ir con la misma intención. La realidad es otra, porque también envenenan a los gatos sin necesidad de acercarse aprovechando el hambre que en la mayoría de los casos existe. Los alimentadores saben perfectamente que sin insistir demasiado, incluso ignorando la presencia felina ante el reclamo de comida, acuden aunque no sea el plan, se confían, porque te conocen, te ven cada día, eres uno más entre ellos. Facilita la labor el tener contacto como alimentador con tu propia colonia, ya que en ocasiones, demasiado comunes lamentablemente, te encuentras con urgencias, gatos atropellados, enfermos, gatas preñadas, que necesitan ayuda.. es necesaria una conexión... pero el miedo existe por nuestra parte, no racional, porque sabes perfectamente lo que tienes que hacer, ayudar, pero sí el miedo emocional, a reconocer que con paciencia muchísimos de ellos podrían ser amansados, domésticos, pero claro, no hay sitio para todos, no hay adopciones, no hay responsabilidad municipal, no hay proyecto por salvar el maltrato que este animal sufre por nosotros, se ha perdido el respeto y se le cataloga como animal callejero, animal libre y de pocos amigos, independiente... es mejor engañarse con que son inadaptables y no necesitan nuestra ayuda... ese es nuestro error como sociedad, el no darse cuenta que pudimos haber hecho algo por ellos y no lo hicimos...
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