Está claro que ante la acogida de un animal y la aceptación como un integrante más de la familia ya sea de forma temporal o para siempre requiere una responsabilidad. Sopesamos el hecho de que nadie lo hace como un impulso pasajero, de que no será un regalo sin el conocimiento por parte de quién se lo quedará, de que no hay otros intereses de vejación, maltrato, etc, tipificados en el código penal de protección animal como absoluta prohibición en una sociedad considerada civilizada y de respeto por el entorno y la convivencia entre especies... sopesando que esta sea la premisa de lo que llamamos responsabilidad..
Nadie debería hacerse cargo de un animal si no presta ningún tipo de interés a la seguridad y protección del animal y por supuesto a su salud. Podríamos debatir ampliamente si un gato debe estar suelto o debe de estar en casa. Cada uno tendrá sus propias convicciones. Pero el riesgo existe y los datos son reales. Por cada animal que dejamos salir a la calle sin esterilizar aumenta la probabilidad de camadas indeseadas que el supuesto propietario no se quedará y abandonará, las muertes por accidentes de tráfico son las más comunes, y desde luego la proliferación de enfermedades entre ellos mismos. Si además sale a la calle sin identificación, las asociaciones no podemos dar el aviso al supuesto propietario cuando encontramos, capturamos o llevamos a incinerar por muerte de dicho animal.
La siguiente alternativa es dejarlo salir esterilizado e identificado. Moralmente, nadie en su sano juicio dejaría a un niño de 3 años salir a la calle solo. Nos preocuparía de sobremanera, dónde estará, si estará bien, si come, si alguien le hará daño... en fin.... con un animal que decidimos integrar en nuestra vida debería de ser la misma situación. No es entendible que la vida de una persona sea plena dejando en la calle a un animal con quien comparte grandes y buenos momentos a la aventura de que quizá no vuelva nunca más.
El gato es un animal que se adapta al entorno con mucha rapidez. Necesita sentirse seguro. Incluso una simple caja de zapatos le sirve para sentirse protegido. Esa creencia de que es un animal que necesita libertad que han intentado inculcarnos por tradición, por desconocimiento y rechazo al ser un carácter esquivo en ocasiones... no es así. Si su vida se limitara a un entorno rural con escasez de riesgos, aún así como es lógico, el peligro existe... no hay protección ni seguridad. En un ámbito urbano, el primer peligro somos nosotros y nuestra poca capacidad de relacionarnos con los gatos que acostumbramos a ver de un lado a otro deambulando sin destino. Tráfico, velocidades descontroladas, imprudencias.. son animales que buscan confianza con el ser humano y son una especie muy sensible.
Si nos vemos con la necesidad de dejar en esta falsa libertad a un animal doméstico, es aconsejable que ayudes a asociaciones o protectoras a alimentar a colonias de gatos callejeros o simplemente colaboración con algo tan sencillo como pienso, arena y otros recursos que se necesitan para las casas de acogida. Estamos salvando vidas de la calle, con enfermedades que tenemos que curar, sin ayudas y sin empatía de vecinos que se quejan de las cacas, de comederos, de maullidos, de la cantidad que hay, pero nadie participa.
No tiene sentido que rescatemos a un gato, le demos seguridad en una acogida temporal, y que el futuro adoptante devuelva de nuevo al animal a la calle ante su desconocimiento del calvario por el que pasan. Es injusto y contradictorio que compartan espacio animales que malviven en la calle porque nadie les dio una oportunidad con los que tienen casa pero no la suficiente seguridad como para quedarse en ella.
Un gato adulto callejero con opciones de ser rescatado por su capacidad de relacionarse con el ser humano puede tardar en adaptarse a un espacio cerrado como un piso unos 15 días generalmente. Cuánto más grandes son, más complicada es la relación con otros gatos, ya que en la calle aprenden el significado de ser territorial. Desde luego no siempre sucede, depende en la mayoría de casos del carácter del gato.
En cuanto a los cuidados esenciales. Se supone que si tenemos un animal doméstico en casa, nos preocuparemos de vacunarlo cuando toque, de si tiene dolencias o algún problema grave llevarlo al veterinario y por supuesto de desparasitarlo tanto interna como externamente. Estamos de acuerdo que los precios son elevados en muchas ocasiones, pero hay que ser realistas, no todo el mundo tiene seguridad social que los ampare ante cualquier riesgo de salud. Los animales desde luego no disponen de esa ayuda estatal. Si queremos evitar la mayoría casos derivados de problemas digestivos, urinarios o de sobrepeso es muy importante la alimentación y el tipo de agua que beben. Cuanto mejor sea la calidad de su comida, menos tendremos que recurrir al veterinario. Hay muchísimo desconocimiento de lo que puede y no puede comer un gato. Los cuidados con alimentos e ingredientes tóxicos no se siguen y esto es un problema grave.
Deberíamos de ser conscientes que si queremos un animal de compañía como un gato, requiere necesidades básicas que cubrir. Todo en esta vida tiene escalas y gradaciones. Desde luego, mejor que no comer, cualquier cosa es mejor que nada, mejor que no dormir y no tener techo, al menos unas horas en una casa es mejor que nada... pero es necesario tener el punto de autocrítica de qué queremos hacer con nuestro animal, ¿salvarlo de lo que hay en la calle o no? Ellos se confían de que miraremos por su integridad y no podemos fallarles.
En las asociaciones hacemos lo que podemos. Cuando tenemos animales en proceso de búsqueda de adoptante responsable buscamos a una persona que proteja al gato, que no existan riesgos en casa, que su salud sea importante... igual que haríamos con un hijo... porque al final de eso se trata, de tener un integrante más en la familia.. así que si hemos salvado vidas con medicación de nuestro bolsillo, les damos de comer y protegemos hasta que encuentren su familia definitiva, no podemos entender como la gente espera que se lo regales, que se lo des a fondo perdido sin hacer ningún seguimiento, sin cuestionarse los gastos que asumirá en el futuro como una simple vacuna o la esterilización... buscan el precio más insignificante aunque no cubra nada y si puede ser sin compromiso.
La realidad es que todo lo que no se acuerde desde el principio, con el tiempo se desestima. Las personas pierden ese grado de responsabilidad, esa actitud de que no pasará nada si no vacuno, si no esterilizo, si no pongo chip... si lo dejo que se asome a la ventana que no tiene protección para que le dé el solecito de primera hora de la mañana... pero al final pasa.... se escapan y desaparecen, mueren atropellados, caen enfermos, tienen crías o dejan preñadas a gatas callejeras, se caen .... esa es la realidad...
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