Era a primera hora de la mañana. La tarea debía ser rápida y sin complicaciones. Con ayuda de un par de escaleras que los vecinos nos dejaron conseguí acceder al otro lado del muro. Estaba claro que en cuanto apareciera iban a esconderse donde pudieran. Mientras bajaba por la escalera que daba al interior de ese espacio, la compañera desde la otra escalera podía verlos correr. Cuatro árboles, maleza, leña acumulada... la situación era básicamente de inspección. Dantesco e imprevisible ver gatitos muertos disecados por todas partes, en posturas de postrado de quién suspira el último aliento.. los que todavía habitaban en la zona, convivían con esos cuerpos inertes. Con red en mano y tras haber pasado varias jaulas, comencé la captura.. el objetivo era sacar de esa cárcel a los que no podían salir y evitar que murieran de hambre, frío y otras calamidades. Cuando un alimentador da de comer se arriesga al efecto llamada si no controla la zona también esterilizando, con lo cual, cada vez hay más gatos por los que nacen y por los que vienen de otras zonas. La convivencia vecinal es insufrible. A parte de la poca ayuda que te puedan prestar, se genera un clima de desapego, de odio, de mala sensación que no facilita para nada el trabajo. Calor constante, pasos sigilosos, vista peliaguda ante cualquier movimiento, silencio... mucho silencio..
Nos encontramos lo mismo en un local de al lado. Entre bancos que desatienden el estado de sus nuevas propiedades adquiridas, y propietarios que van sobrados y tanto les da lo que habite en su terreno, pues era la única opción, pese a jugarse uno el tipo, la multa y las disputas vecinales. Salvar vidas, ese era el objetivo. De nuevo gatitos muertos por todas partes.... incluso en uno de los espacios del piso superior yacía en un colchón roído y viejo lo que llegó a ser unas cuatro semanas atrás un precioso cachorro anaranjado. El mismo cachorro que por circunstancias de la vida capturamos hace mes y medio y decidimos soltar por ser pequeño y no poder castrar. Llevamos varias jaulas al veterinario para su inspección y cerciorarnos de que ninguno puede ser operado. Uno de ellos tiene un ojo a punto de reventar por herpes y pérdida de visión. Efectivamente el trasiego de movimiento, de ubicarlos en una zona nueva (tras haber experimentado con anterioridad que no se desplazan y se quedan fijos cerca de los comederos y lejos de las molestias) nos deja desarmados al depositar las jaulas en el suelo y en el mismo instante estallar el ojo del gatito enfermo y salpicarnos en la ropa. La impotencia de no poder ayudarlos a todos, de no poder hacer más, de que la gran mayoría siga pensando que ellos se buscan la vida, que no necesitan comer y viven del aire.....
La captura en dos días ha sido dura, gatos rescatados y en cuarentena y otros tantos desplazados para salvarlos del infierno. Por supuesto no significa que sea la panacea, ya que sin vacunar y en la calle pues afrontarán un invierno muy duro... pero era esto o morir de hambre o envenenamiento. Este relato es compartible y se puede extender para todas aquellas personas que desprecian a los gatos porque se han acostumbrado a verlos malviviendo en nuestras calles... están en esta situación porque no hemos hecho nada como sociedad por ellos... y no comen ratas y son felices..... cogen enfermedades como cualquier ser vivo y buscan el aprecio y sensibilidad del ser humano... por esa razón siguen a nuestro alrededor.... esperan comprensión.